domingo, 22 de noviembre de 2015

A Aida y Joshua

La soledad se vive
mejor
en companía.
El tiempo se derrama
por mi boca
derritiéndose
y en los muebles el polvo
una capa que esconde
los libros por leer.
Migas de pan en la ventana
y en la mesa una copa
de vino
y sí
la soledad no es nada
en compañía
y la sangre no es nada
cuando se entremezcla el vino
y el tiempo no es nada
si no lo notas pasar.
Siento el vivir
como una lenta caricia
que el tiempo me regala
antropomorfa:
cabello rizado
o pies cosquillosos.
La soledad
se escurre por los barrotes
de la ventana
en un cuarto
y debajo un sillón
amarillo -parece
y la busco
(y no la encuentro)
una emoción
abstracta
vaciando huecos de mi cuerpo
y entonces encuentro
notitas en la pared
en la nevera
en la linea de mis pestañas:
"Volvemos luego,
échanos de menos."

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