sábado, 18 de abril de 2015

El circo

Señoras y señores,
niños y niñas,
pasad, pagad la entrada
no os arrepentiréis.
El circo ha llegado a la ciudad,
está esperando a los niños
para empezar el espectáculo
(por un módico precio, claro está)
Sentaos y miradlo,
¿por qué intervenir?
podéis pagar y pagar,
comprar nuevo hábito.
Corre el telón por el escenario,
salta el corazón desbocado,
martillea el infantil pecho
como ritmo de polka armonizado.
Las risas opacan los lamentos
del triste aprendiz de payaso,
desbordado por las carcajadas
de inocentes pasando el rato.
Colgando de una cuerda,
sin red que lo envuelva,
el equilibrista kamikaze
se debate vida o muerte,
¡Pasen y vean!
Quedan aún entradas,
el espectáculo ha comenzado
más no lo deis por terminado.
Trapecista viene, trapecista va,
en hermosas figuras etéreas,
lo que no sabe la gente:
que esta pareja rota está.
Aguantando sobre sus hombros,
el forzudo cual Atlas moderno
recoge pesas, metáfora del mundo,
que su roto corazón puede aguantar.
Señoras y señores,
niños y niñas,
la función ya ha de terminar
mañana más, procuremos mejorar.

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