domingo, 26 de abril de 2015
Médano mío
sábado, 25 de abril de 2015
Día X: horas
Y sigo aquí, sin pensar en ti creerás. Pero tu número sigue marcado en mi teléfono, esperando un acto de valentía o, mejor dicho, de suicidio.
Veo tu cara en cada cuadro que entra en mi campo de visión, los ojos de cada persona me recuerdan a los tuyos. Las manos con las que un día me tocabas aparecen en las de otros por la noche, y cuando amanecen están frías y ásperas y no quiero que me toquen, y salgo corriendo de allí, huyendo más de mí misma que de ellos.
Las lágrimas no salen de mis ojos ya, pero no es por falta de dolor sino de fuerzas para pensarte.
En realidad no han pasado tantos días, pero las horas son eternas y las manecillas no caminan, y me paso las tardes en el "tic" esperando el "tac" que no llega.
¡Qué triste! dirás, esperando aún por algo que no va a llegar, con nostalgia de todo lo que no pasó y recuerdos distorsionados de lo que sí fue. Pues no, lo más triste es que te escribo más ahora, que no me lees, que no me sientes, y yo te tengo tan cerca de la pluma que no puedo evitar querer dibujarte con tinta en mi cuaderno.
Me digo que será lo último que te dedique, que mis fuerzas pronto irán a otra persona, pero todas son sombras y sólo tu estás coloreado en este libro a líneas negras, y no quiero pintar a nadie más que a ti.
¿Cuándo te fuiste, dejándome de esta manera? Ni todas las canciones de Pink Floyd pueden expresar lo que siento ahora mismo, ni una montaña de arena puede sepultar tu rostro lejos de mi conciencia, todas las botellas de alcohol son agua con gas para ahogar mi pena, inútiles.
viernes, 24 de abril de 2015
Día uno: confesión
Sí, soy débil, como una hoja de papel debajo de la lluvia, las gotas resbalando y la tinta que narraba mi vida, corriendo pegada a las aceras, manchando la calle de sangre de marca bic, desdibujando los futuros que me había creado a trazos cargados de pintura.
Como un cuadro impresionista, hay que mirarme de lejos con los ojos entrecerrados para entenderme, y yo que pego la cara al espejo, buscando respuestas, no distingo sino manchas, pinceladas superpuestas.
Tengo que confesarte que, cuando salgo a la calle, todo parece una película en blanco y negro, va perdiendo el matiz y la gama cromática se va limitando, del mismo modo que la oportunidad de acercarme a tus labios queda reducido a la nada, y tu cara desenfocada está grabada en mi mente.
Irremediable.
Última despedida de ti
Las despedidas
duelen.
Son como un cristal
que a todo da la vuelta
y cuando se rompe
corta el alma
las manos
los dedos
las uñas.
Decir adiós,
es decir no te veré
ni escucharé
no me hablarás
no nos tocaremos,
decir adiós
no es decir 'no te quiero'
pues no todas las llamas
se apagan al mismo tiempo.
Yo te digo adiós,
a falta de otra palabra
te digo te quiero
y tu me dices que no
que no te busque,
pero la llama de mi vela
arde desde que la encendiste
reflejada en el cristal triste
que hemos roto por el desuso.
sábado, 18 de abril de 2015
El circo
niños y niñas,
pasad, pagad la entrada
no os arrepentiréis.
está esperando a los niños
para empezar el espectáculo
(por un módico precio, claro está)
¿por qué intervenir?
podéis pagar y pagar,
comprar nuevo hábito.
salta el corazón desbocado,
martillea el infantil pecho
como ritmo de polka armonizado.
del triste aprendiz de payaso,
desbordado por las carcajadas
de inocentes pasando el rato.
sin red que lo envuelva,
el equilibrista kamikaze
se debate vida o muerte,
Quedan aún entradas,
el espectáculo ha comenzado
más no lo deis por terminado.
en hermosas figuras etéreas,
lo que no sabe la gente:
que esta pareja rota está.
el forzudo cual Atlas moderno
recoge pesas, metáfora del mundo,
que su roto corazón puede aguantar.
niños y niñas,
la función ya ha de terminar
mañana más, procuremos mejorar.
miércoles, 15 de abril de 2015
El cadáver exquisito
martes, 14 de abril de 2015
Espantapájaros
Me gusta caminar por delante de él, lejos, como si fuera a mi dónde sus ojos se dirigen.
Llueve. El espantapájaros se está llenando de barro, y el agua le llega al nivel de sus tobillos de paja. Estático, deja sus piernas hechas de palo empaparse de agua.
miércoles, 8 de abril de 2015
Las murallas se destruyen
martes, 7 de abril de 2015
Musa, pequeña, muñeca...
Te grito, musa, para que me ayudes a escribir. Las paredes me dan vueltas y la inspiración me da la espalda, pequeña, porque ya ni siquiera soy ejecutora de la acción, no merezco llamarme verbo. ¿Acaso soy yo la que escribe estas líneas? Al tocar los bordes de mi papel en blanco, de mi lienzo expectante, el pincel que agarro entre mis dedos yace seco en mi muslo, la taza de café ya no humea y el panecito se queda frío, a medio comer en el plato, como un corazón a medio amar, como una buena canción en la radio que cortan en el mejor momento para intentar venderte alguna mierda. Y te dejan con la miel en los labios e intentando tararear los versos de aquella canción desmembrada por algún energúmeno que no sabe que las canciones no se pueden parar en medio de un solo, que porque no haya letra no tiene por qué dejar de haber música.
Así me siento yo, musa de mi vida, como si me hubieran parado en medio de la guitarra, la cantante fumándose un porro en algún rincón, regando su jardín con bourbon y metiéndose billetes en las bragas como si no hubiera mañana; y yo, en medio del escenario, sola, con la púa en mi dedo -o el pincel o la pluma o el teclado, da igual- los focos se apagan.
Las bombillas se funden.
Sí, mi muñequita, no son eternas porque alguien no lo ha querido.
Por eso te hablo a ti, espero pacientemente a que dejes de hacer lo que quiera que las musas hagan cuando no están susurrándome al oído.
Y el pincel está empapado, la pluma entintada, el ordenador encendido, las guitarras afinadas...
y las bombillas apagadas.