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viernes, 14 de abril de 2017

Poema de amor a Cris

Qué es esa imagen que me ofreces
esa lágrima pegada a la cara
ese buenos días, cómo estás, que tal la familia
veo que rehaces tu vida, qué bien por ti
lo imprescindible era otra cosa
lo escribió mi amiga en un verso
me lo dijo Cris
no es esa imagen de espejo
no una conversación guardada
en un rincón de la memoria
que está sucio
que está atestado de pelusas y las arañas
forman nidos y ponen huevos
esa esquina en mi cabeza
lo imprescindible era otra cosa
no sé quién está escribiendo porque
no sé hasta que punto soy Cris y ella
es yo misma, cuándo empiezo
y dónde acabo y me busco en el espejo
mis rasgos son todos prestados pero
lo imprescindible era otra cosa
que ya no está y
qué quedará ahora Cris...

jueves, 10 de marzo de 2016

χειρουργεία



cuando encuentro 

fotos viejas
clavadas en el vientre
como trozos
de papel
en un corcho
me las quiero arrancar
y dejar que 
en los hoyuelos 
de mi cuerpo
se derramen gotitas
de sangre
la cirugía
que me arranque 
el pasado del cuerpo
y deje cicatriz

jueves, 10 de septiembre de 2015

Niño yace en la orilla

Niño yace en la orilla
ramita mojada
hace crujir
las suelas de tus zapatos
cómodos y secos
zapatos de marca.

Niño yace en la orilla
y duele 
a los ojos, duele
a la conciencia duele
tirados en el sofá duele
en el hogar tibio, seco, duele.

¡Sacarle de ahí!
qué tristeza de criaturita
qué morboso el telediario
qué mala baba a estas horas
que estamos comiendo
pon la cinco Pepe.

Nombres y apellidos
reducidos a números,
números caminando delante de la guerra
números durmiendo en el metro
números muriendo ahogados
números ni cardinal ni ordinal,

de carne y hueso
tirados boca a bajo en una playa
inertes en las retinas
números con familias
de corazones húmedos
de lágrimas de napalm 

Y no te he dicho que quites eso
lo va a ver el niño
estamos comiendo
no es hora de desgracias
dame el mando
a ver si varían un poquito.

lunes, 17 de agosto de 2015

Vendo, compra, bella

Vendo sentimientos
se me vienen grandes
no me pegan
con la puntilla blanca
del borde de mis bragas
me quedan mal
me hacen gorda
me hacen vaca
no-apta
no-belleza
de consumo
lo vendo todo
lo bajo
lo rebajo
te hago un descuento

llévatelos!
te quedan bien puestos
te hacen flaca
estás bella
qué bella estás
desaparece
no comas más
no te entran
mis sentimientos
rebajados
así, qué bella estás
enséñame tus huesos
vestidos de mis sentimientos
rebajados
casi regalados
que te duren

sangre
pantalones blancos
quédate en casa
no enseñes la mancha
así, bella, escondida
tu cuerpo es vergüenza
tu vergüenza es fea
fealdad es no-belleza
no-consumo
economía
se mueve, se alimenta
de niñas bellas
lindas, calcadas

mídela, pésala,
tu no sirves
trae a otra
mídela, pésala
esta sí
ponle precio,
colócala en la estantería
¡no! el precio cara al público
que sea lo primero que se vea
llora
ojeras, ¡maquillaje!
así, bien bella, ni una mancha

vendo sentimientos
¿quién me los compra?
están muy baratos
ya nadie los quiere
porque son todo tristeza
porque son talla grande
porque X.......L
porque la pequeña, porque la mediana
ya se la llevaron
las niñas bellas
de mirada hambrienta.

sábado, 25 de abril de 2015

Día X: horas

Sé cuántos días han pasado, pero me obligo a no contarlos para no celebrar aniversario de cuando te fuiste.
Y sigo aquí, sin pensar en ti creerás. Pero tu número sigue marcado en mi teléfono, esperando un acto de valentía o, mejor dicho, de suicidio.
Veo tu cara en cada cuadro que entra en mi campo de visión, los ojos de cada persona me recuerdan a los tuyos. Las manos con las que un día me tocabas aparecen en las de otros por la noche, y cuando amanecen están frías y ásperas y no quiero que me toquen, y salgo corriendo de allí, huyendo más de mí misma que de ellos.
Las lágrimas no salen de mis ojos ya, pero no es por falta de dolor sino de fuerzas para pensarte.
En realidad no han pasado tantos días, pero las horas son eternas y las manecillas no caminan, y me paso las tardes en el "tic" esperando el "tac" que no llega.
¡Qué triste! dirás, esperando aún por algo que no va a llegar, con nostalgia de todo lo que no pasó y recuerdos distorsionados de lo que sí fue. Pues no, lo más triste es que te escribo más ahora, que no me lees, que no me sientes, y yo te tengo tan cerca de la pluma que no puedo evitar querer dibujarte con tinta en mi cuaderno.
Me digo que será lo último que te dedique, que mis fuerzas pronto irán a otra persona, pero todas son sombras y sólo tu estás coloreado en este libro a líneas negras, y no quiero pintar a nadie más que a ti.
¿Cuándo te fuiste, dejándome de esta manera? Ni todas las canciones de Pink Floyd pueden expresar lo que siento ahora mismo, ni una montaña de arena puede sepultar tu rostro lejos de mi conciencia, todas las botellas de alcohol son agua con gas para ahogar mi pena, inútiles.

viernes, 24 de abril de 2015

Día uno: confesión

Estoy triste, y no lo voy a esconder. Me apetece regodearme en mi sufrimiento y ver hasta que estrato de la tierra puedo llegar a hundirme. Voy a ver tus fotos y buscaré dentro de tus ojos el reflejo del amor que, creo, un día me tuviste y luego derramaré lágrimas saladas encima de tu rostro, como ayer mismo derramé en tu camisa, que ya se han secado (igual que mi corazón).
Sí, soy débil, como una hoja de papel debajo de la lluvia, las gotas resbalando y la tinta que narraba mi vida, corriendo pegada a las aceras, manchando la calle de sangre de marca bic, desdibujando los futuros que me había creado a trazos cargados de pintura.
Como un cuadro impresionista, hay que mirarme de lejos con los ojos entrecerrados para entenderme, y yo que pego la cara al espejo, buscando respuestas, no distingo sino manchas, pinceladas superpuestas.
Tengo que confesarte que, cuando salgo a la calle, todo parece una película en blanco y negro, va perdiendo el matiz y la gama cromática se va limitando, del mismo modo que la oportunidad de acercarme a tus labios queda reducido a la nada, y tu cara desenfocada está grabada en mi mente.
Irremediable.

Última despedida de ti

Las despedidas
duelen.
Son como un cristal
que a todo da la vuelta
y cuando se rompe
corta el alma
las manos
los dedos
las uñas.

Decir adiós,
es decir no te veré
ni escucharé
no me hablarás
no nos tocaremos,
decir adiós
no es decir 'no te quiero'
pues no todas las llamas
se apagan al mismo tiempo.

Yo te digo adiós,
a falta de otra palabra
te digo te quiero
y tu me dices que no
que no te busque,
pero la llama de mi vela
arde desde que la encendiste
reflejada en el cristal triste
que hemos roto por el desuso.

miércoles, 8 de abril de 2015

Las murallas se destruyen

Hay (¡ay!) veces que caen, 
caen por su propio peso,
los muros no son eternos.


Nos elevamos hacia el cielo 
ladrillo a ladrillo, sin planos,
y olvidamos los cimientos.


Y en lo alto, en la cúspide, 
mirando hacia atrás, 
no ves más que una columna,


una columna aguantando el edificio
resistiéndose a derrumbarse
mientras el techo se tambalea.


Hay veces que permanecen
aunque por dentro esté muerto,
la carcoma los deja secos,


y persisten, causando más daño
que precipitarse con todo su peso
sobre tu cabeza ya vacía.


Nos rodean con sus brazos
de cemento y ladrillo,


nos ahogan cerrando ventanas
encogiendo las paredes,


nos enloquecen hablando suave
susurrando con boca de poeta


si no les hacemos la guerra
son ellos o nosotros


o tu y yo frente al plural 
o yo en vez de ti.


Hay veces que los muros aguantarán
pero lo protegido, lo de dentro,
ya no da más de sí.

lunes, 23 de marzo de 2015

Ya no

Te escribo en esta noche, la más triste de mi vida, justo cuando ya no tienes interés en leerme. Pero ya no te veo, no me sientes, no me llamas, y no .
Dicen que el tiempo no tiene sentido sin un reloj, pero mis muñecas están vacías, mis paredes no sienten el tic tac, y sí el dolor, la desesperación.
Y es que cuando tu te fuiste, una parte de mí, una que me gustaba mucho, se murió. Y quiero que vuelvas con esa parte, para que, aún si no está viva, adorne los recovecos de mi ser y me recuerde lo que fui una vez.

martes, 10 de marzo de 2015

Amiga pasada y futura



Amiga,
compartimos risas y lágrimas
raspones en las rodillas y ceras blandas
en clase de dibujo,
y manchas de pintura en las mejillas
y tirones del pelo
y miradas de complicidad en el recreo.

Amiga,
compartimos confidencias y amores
emoticonos en la red y amores de papel
en la parte de atrás del aula
y éramos bien afortunadas
y malas influencias
y notas regulares.

Conocida,
cambiamos de vida y de gustos y disgustos
y te veo y veo que me ves
y haces como que no me ves
ya no te llamo amiga
ni conocida,
ni extraña,

ya no te llamo,
no me hablas,
no te cuento,
no me sientes,
no te veo,
no me llamas,

Extraña,
amiga de mi infancia,
de mis temperas de colores,
de cuadernos y exámenes,
amiga del pasado,
amiga sólo en las fotos
¿qué piensas ahora?

Egoísta,
te llevas mi pasado contigo,
y lejos y cerca es misma cosa
mil kilómetros es igual
que uno solo si no hay
futuros posibles
en que estemos cerca.

Y te llamo,
y me hablas,
y me río
y te ríes
y lloramos,
y se van

los futuros posibles
donde tu no estás.

jueves, 29 de enero de 2015

Reflejada y herida

Esta noche me miro al espejo, y no se dónde termina el reflejo.
Me devuelve una imagen que no es mía, una caricatura grotesca de la persona que solía ser.
La herida abierta en el pecho aparece como cráter hacia el interior del volcán, apagado, que es mi cuerpo: lleno de cenizas y vacío de ellas a la vez, un corredor oscuro donde el horizonte se confunde, y fúndense el techo y el suelo del mismo patético color.
La herida camina, se mueve conmigo. Me pongo de perfil y se escurre a mi costado. Ahora se ven las costillas, hundidas en un deshecho de carne podrida y sangre seca. Me toco, me palpo, estiro la piel y no siento herida, pero duele, duele aunque el dolor no sea físico y el reflejo sea incorpóreo e inalmáreo.
Me tapo los ojos como una niña frente a la muerte fingida en la pantalla, y miro con morbo desde la barrera de mis manos cómo palpita la herida.
La herida me mira a mi como un adulto, sin barrera y sin morbo, como se mira desde encima del hombro a los niños que no han vivido, que no conocen el significado del dolor.
La muy puta me mira condescendiente como si ella, la herida, hubiera sufrido más que yo, como si detrás de la barrera de los dedos mis ojos no hubieran visto el pálpito, el interior del volcán vacío y las costillas descarnadas, como si el dolor fuera relativo y perteneciente a ella y no a mi.
¡El reflejo es mentira, es una sucia y repugnante obscenidad, que tiene como fin la herida!
La próxima noche no me miraré al espejo, pues hoy me meto en la cama con las manos envueltas en paños y ensortijadas de cristales rotos, piedras preciosas que la ira se encarga de pulir.
El reflejo se enquista en mis manos de niña y me infectan del desgraciado dolor todo el cuerpo.
Pero mientras tanto la barrera aún funciona, y acerco mis manos heridas a los ojos, que ya no ven la pantalla.

miércoles, 21 de enero de 2015

De puntillas sobre un hilo

Camino de puntillas sobre un hilo. Pero no es un hilo suave, teñido por manos amigas en fábricas legales, no une partes de tela formando abrigo cálido, no remienda trozos de piel separados por el filo del bisturí.
Es hilo manchado en sangre, en sudor, en lágrimas ácidas que forman torrentes en ojos tristes. Y ahora corta mis pies, me separa del suelo.
Observo cómo el final aparece y los créditos corren raudos por la pantalla. Me da las gracias por aparecer en la película, pero en ningún momento tengo el papel principal. Mi nombre aparece en letra pequeña, borroso cual ojos miopes que, a través de unas lentes, hipermetropan el mundo.
Yo no dejo huellas en él, permanece más allá del tiempo y de la levedad humana, es el hilo el que forma cicatriz en mi.
Es hilo de cobre, atrae más que la luz a las polillas y deja sin luz a la ciudad (irónico).
Es hilo de rafia que aprisiona tu alma en un saco, la dobla, la engulle y te la roba, y la transporta junto a otras iguales y distintas a ser expuestas en mercados, pesadas, valoradas y vendidas.
Es hilo rojo anudado en el dedo meñique, aferrado al corazón y a la esperanza. Tiras y tiras de él, buscas el mismo nudo en otros dedos hasta que llegas al borde de un callejón y encuentras el otro extremo, cortado.
Rojo es el hilo y roja se vuelve la vista, y las mejillas que descubren el dolor, y las pupilas dilatadas de llorar.
El hilo de plata, el último, el que viene tras el descubrimiento del rojo, te cubre con ostentación. Orgullosa paseas por la pasarela -talón, punta, talón, punta... - roza el tacón, forma una llaga, mella los pies sobre los que te has sostenido hasta ahora y te acercas al escenario de escenarios. Espectáculo circense. Y camina, pequeña, no hay red debajo pero no se vuelve atrás.
Camino de puntillas sobre un hilo.
Mis pies tiemblan a cada paso, mi mente vuela, imagina una proa de carabela. Detrás apunta el filo de una espada. Debajo aletas dorsales circulan amenazantes, como si adivinaran la cena en un resbalón, en pies mellados de toda una vida atravesando el hilo.
Respira. No hay barco, no hay aletas, no hay espectadores. Estás sola. Avanza. El hilo se mueve. Pero los pies se amoldan y atraviesan el camino.
Camino de puntillas sobre un hilo.
¿Se acaba el hilo? ¿Solamente queda la bobina vacía, perdida en el costurero? No. No. La piel se vuelve hilo, los músculos, tendones, huesos, el pelo. Los sentimientos se vuelven hilo manejados en curtidas manos sabias de costurera.
Y serás abrigo cálido y reunirás trozos de piel separados. Serás hilo. Vida.

martes, 21 de octubre de 2014

Creando logos a partir de mitos

Miénteme.
Hoy necesito sentir la ponzoña directamente de tu boca de trapo, que me inyectes el veneno con tu lengua, afilada por la bebida y las pocas verdades.
No importa que sea mentira,
quiero que me prometas las teorías más absurdas, los futuros imposibles aparecen en un vaho como el que dejas en mi bañera, un flashback de una situación que nunca ha pasado.
Miénteme, como otras veces has hecho, pero esta vez esfuérzate en que me lo crea. Saca de tus labios una historia falsa, haz que se meta en mi ser, convierte el mito en mi conocimiento más racional.
Sé mi Descartes. Descarta todo lo malo, el mito, las creencias que tenía antes de ti, y conviértete en mi única enciclopedia del saber, de sentir.
Saca toda la MIERDA de tu interior, pásala por el filtro suave de tu lengua, atraviesa tus dientes separados y métela en mi boca como el humo de un cigarrillo. Has que mi interior apeste a tabaco.
No te preocupes. Yo me encargaré de llevarlo de la boca a mi ser. Ni siquiera hará falta una conciencia para que eso pase.
Bébete mi inseguridad y escúpela en forma de mentiras hermosas, para que yo no pueda moverme por el interior de mi cuerpo y de mi alma ¿o son ambos uno entero? buscando una identidad que no existe, que no significa nada.
¿Puedes mentirme? Esta vez no te lo ordeno, por favor, hazlo. Quiero que llenes mi cabeza de mentiras y mi contestador de frases hechas sacadas de un buscador de internet.
QUIERO QUE ME MIENTAS. Vamos hazlo. No te cuesta nada. Nada es más fácil que hacerme feliz: una mentirijilla de nada.
¿No me vas a hablar? No lo hagas. Me mentiré a mi misma. No cuelgues. Oye, no me cuelgues...


¿Me oyes?

....




Podías haberme mentido. 


sábado, 25 de enero de 2014

El reloj invertido

La vida está hecha de relojes. Grandes, pequeños, digitales… de mano, de bolsillo, de pared… De ellos, yo soy el que tiene el alma invertida. Doy las campanitas a las seis, los demás las dan a las 12. Le robo tiempo de su baile a Cenicienta, no le dejo perder el zapatito. Olvidada en los bolsillos del príncipe: “Tac, tic, tac, tic”. El sonido de mis entrañas me lleva hacia atrás en el tiempo. Veo las cosas que ya quedan atrás, están ahí, en mi mente. Veo a los que fueron mis amigos, mis queridos, avanzo hacia ellos y les doy la espalda. El presente se me escapa de los dedos, podría pararse en cualquier momento, un viaje que empieza tiene que terminar. 
Me río de los relojes que hacen lo correcto, colgados en línea con la pared, haciendo juego en la sala de estar de alguna ama de casa frustrada. Me río porque van hacia un futuro incierto, me llaman cobarde porque voy hacia el pasado tibio y conocido.
“Todo tiempo pasado fue mejor” Pero el pasado individual, mi pasado, tiene un fin. Llega el momento de la muerte: las piezas de mi esfera, los engranajes de mis manecillas, noto como caen en la mesa abarrotada de instrumentos, la última pieza se desprende del todo. 
Nunca he existido. La idea de un inútil reloj estropeado queda en el aire y en el libro de facturas del amable relojero, que hace un enorme descuento en arreglos, un caballero. Ahora soy un buen reloj de pulsera, oro de veinte quilates en una forma exquisita, postrado en una no menos exquisita muñeca de mujer, fina, blanca, inerte. Acorde con lo que se espera de mí, puntual como un reloj, ¿verdad? ¿O no tan puntual? 
Sueño con cajas de bonito mármol, talladas en forma de corazón, en la caja fuerte que guarda toda una vida: una vida de llegar puntual al pasado, de llegar tarde al futuro.