Te escribo en esta noche, la más triste de mi vida, justo cuando ya no tienes interés en leerme. Pero ya no te veo, no me sientes, no me llamas, y no .
Dicen que el tiempo no tiene sentido sin un reloj, pero mis muñecas están vacías, mis paredes no sienten el tic tac, y sí el dolor, la desesperación.
Y es que cuando tu te fuiste, una parte de mí, una que me gustaba mucho, se murió. Y quiero que vuelvas con esa parte, para que, aún si no está viva, adorne los recovecos de mi ser y me recuerde lo que fui una vez.
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