es cercanía de la angustia
del dolor de la humedad
escondida en los pétalos de una flor
que se abre al amanecer.
Ven y despierta la flor del letargo,
que sólo con tus labios puedes
son éstos la llave y al fundirse
en la piel desnuda
abren cualquier cerradura.
A ciegas, sin manos,
siente en la punta de la lengua
el sabor del rocío, de una noche
a la intemperie de tu cuerpo
no has dejado pasar el frío.
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